lunes, 5 de marzo de 2007

Placentero contraste

Placentero contraste

Deidamia (que en griego significa "la que es paciente al combatir") era una de las empleadas con más antigüedad de la sucursal madrileña, del "pool" de secretarias de gerencia de una conocida multinacional de lubricantes y combustibles de origen inglés.

Como el nombre de Deidamia era muy antiguo, sus colegas mujeres solían llamarle Deidy. Los varones, en tanto, preferían apodarla Dai o Daida. A ella no le disgustaban ni su nombre ni los apodos con que acostumbraban nombrarla. Dai era una chica guapísima: su rostro, un poco exótico, tenía rasgos indoeuropeos bastante marcados; su cuerpo era todo un poema. Pechos de tamaño medio, erguidos, de pétrea consistencia y prominentes pezones —casi siempre a la vista ya que no usaba sujetador prácticamente nunca—. Era poseedora de una cintura de avispa. El tren inferior de su cuerpo se asemejaba mucho al de una vedette del Moulin Rouge del Boulevard de Cliché en Paris. En otras palabras, la chica estaba como para parar un tren de lo atractiva que era.

Por aquellos días Eulogio —el actual Gerente General de la sede madrileña— les avisó a las chicas del pool de secretarias de gerencia que había sido trasladado a la casa matriz y que, en su reemplazo, había sido designado el, hasta entonces, Gerente de Recursos Humanos de la sede con asiento en Francia de la compañía, Antoine Duran. Todas quedaron sorprendidas y de inmediato empezaron a averiguar datos del nuevo gerente. La información que obtuvieron las dejó conmovidas, más por lo inusual que por otra cosa. Antoine Duran era un tipo de raza negra, alto, fornido, guapo y plurilingüe.

El viernes de la semana siguiente llegó Antoine a hacerse cargo de su nuevo puesto de trabajo. Eulogio lo estaba esperando y, luego de hacer entrega de su cargo, llamó a las secretarias de gerencia y...

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