martes, 6 de marzo de 2007

Siempre hay una primera vez

Ha pasado tanto tiempo, esa es al menos mi percepción, desde la primera vez que, vagamente recuerdo como sucedió, tenía yo 16 años y mi pareja otros tantos, los dos inexpertos y tan nerviosos que a duras penas pudimos completar el acto de forma ortodoxa y terminamos muertos de risa, divertidos de nuestra joven ignorancia.

Fue un estío tan fogoso que nos resultó difícil dominar aquel potro salvaje que era nuestro deseo y que un verano de práctica nos enseño a sujetar, el sofoco que experimentaban nuestros cuerpos cuando se encontraban próximos era tal que incluso resultaba difícil de ocultar para las personas que se estaban cerca de nosotros la atracción que sentíamos magnetizada rápidamente a nuestro alrededor incluso a las personas mas ajenas, unos y otros notaban la vibraciones que despedíamos. Nuestras miradas irradiaban tal intensidad que incluso vi ruborizarse a mas de alguna amiga al ver como mi cuerpo se tensaba con la sola presencia de mi pareja, erizando mis pezones y dilatando mis pupilas, sintiendo tan mojado mi sexo que en mas de una ocasión...

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