viernes, 2 de marzo de 2007

Cosquillas

Voy a contar una historia que, por casualidad, se convirtió en un relato erótico.

Para empezar, les cuento que mi nombre es Andrea, y estoy de novia hace más de tres años con Marcos. Nos conocimos en la universidad, y ambos tenemos 27 años. Somos uruguayos, pero gracias al trabajo de él, vivimos en Portugal desde comienzos de año.

Marcos es una de las personas más arrogantes y machistas que yo haya conocido, pero también una persona muy tierna y comprensiva. También hay un detalle fundamental, que puede parecer anecdótico, pero ya verán que es la base de la historia: Marcos es la persona con más cosquillas que yo haya conocido. Si bien mide más de 1,80 y tiene un cuerpo moldeado a base de gimnasio, las cosquillas son un punto débil que podrían hacerlo rendirse de rodillas en segundos.

La historia que quiero relatarles comenzó hace apenas un par de semanas, durante una discusión sobre el significado de una palabra en portugués, donde como siempre, el creía tener la absoluta razón. Antes de consultar el diccionario, decidimos apostar algo sobre cuál de los dos estaba equivocado. Esto era muy común entre nosotros, y generalmente las apuestas eran

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